TODOS SANTOS SANTA ROSA DE LAS PALMAS



Aunque hay evidencias que demuestran la presencia humana en Todos Santos desde hace al menos 3,000 años, el primer acontecimiento historiográfico documentado data de 1723, cuando el padre Jaime Bravo lo fundó como pueblo de visita de la Misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz, de la cual dependía.

1733

Las misiones jesuíticas peninsulares se establecieron y sostuvieron básicamente con recursos aportados por benefactores particulares.

En 1733 Todos Santos se elevó a misión gracias a la dotación que proveyó la generosa benefactora del Fondo Piadoso de La California, Gertrudis de la Peña, marquesa de Torres Rada, y su primo José de la Puente y Peña, marqués de Villa Puente, quienes la dedicaron a doña Rosa de la Peña, otra gran bienhechora de las misiones de California, haciéndola llamar misión de Santa Rosa.

Inicialmente se pensó en establecerla en Ensenada de Palmas, es por eso que en algunas crónicas antiguas se menciona como misión de Santa Rosa de las Palmas, pero al no encontrar un paraje adecuado decidieron no hacer un nuevo establecimiento, sino darle al ya existente pueblo de Todos Santos la categoría de Misión bajo el nombre de Santa Rosa de Todos Santos, cuyo fundador y primer misionero fue el padre Sigismundo Taraval.


1742
De estas primeras décadas de la misión destaca dos hechos importantes. El primero, que entre 1742 y 1748 la población de los nativos se redujo en cinco sextas partes debido a severas epidemias de enfermedades venéreas, viruela y sarampión.

1749
Hay que hacer notar que el título de Todos Santos prevaleció sobre el de Santa Rosa. Sin embargo, habría de darse una nueva modificación del nombre de la misión debido a que en 1749 por falta de agua la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz fue abandonada y se trasladó a la de Todos Santos, que desde entonces empezó a ser llamada misión de Nuestra Señora del Pilar de Todos Santos, lo que explica que la patrona del pueblo sea la Virgen del Pilar, cuya fiesta se celebra el 12 de octubre. Finalmente el nombre original que fue dado por el padre Bravo,Todos Santos, es el que prevalece hasta nuestros días.

El padre Taraval inició su misión con las tribus nativas Guaycura y Pericúe, a las cuales halló muy dispuestas al cristianismo, aunque se resistían a prestar ayuda a los misioneros e incluso realizaron diversos actos de rebelión contra los colonizadores. No obstante colaboraron en el desarrollo de la agricultura sembrando maíz, trigo, frijol y garbanzo procedentes del Río Yaqui, posteriormente, introdujeron caña de azúcar, arroz, algodón, añil, árboles frutales, así como ganado vacuno y caballar. 

1768
El segundo ocurrió en 1768, cuando los padres jesuitas fueron expulsados de la región y fueron sucedidos por los Dominicos, los cuales se quedaron al frente de las misiones hasta 1771, cuando fueron sustituidos por los dominicos, quienes permanecieron por muchos años en la península.

1778
Según las memorias de la misión Todos Santos en 1778 ésta contaba con 221 habitantes, 36 casas de familia, 470 surcos de caña de azúcar, 1700 cabezas de ganado vacuno y 338 de caballar. En 1840 la misión, no el pueblo, fue abandonada definitivamente por la escasa población y por las dificultades que tuvieron los padres para administrarla.

1786
No se sabe con certeza el sitio dónde estuvo localizada la misión jesuita original, pero la versión más aceptada es que se ubicó al lado de donde actualmente se encuentra la iglesia de Fátima, en el Barrio de San Juan. La nueva iglesia que actualmente conocemos fue edificada por los frailes dominicos José Fernández Salcedo y José Armesto en 1786 y la nave principal contemporánea que se añadió transversalmente, fue construida en el año de 1960 por el padre comboniano Mario Franco. La última remodelación del altar principal la realizó el padre Juan Gómez Esqueda a fines de la década de los 90. 

1866
ALGUNAS DESCRIPCIONES DEL SUR DE BAJA CALIFORNIA POR EL AÑO DE 1866

Fuente: Explorations in Lower California; por J. Ross Browne, publicado en “Harper´s New Monthly Magazine”, en

octubre, noviembre y diciembre de 1868; y A sketch of the settlement and explorations of Lower California; J. Ross

Browne, New York; D. Appleton and Company; 90, 92 & 94 Grand Street; 1869.

Se describe a continuación el poblado de Todos Santos, y la Actitud de Don Villarino, ciudadano importante del lugar, cunado llego allí la comisión presidida por Ross.Don Villarino




Los visitantes
La Galería de Todos Santos tenía un cuadro del pintor norteamericano Derek Buckner. 
Derek Buckner 

Lo encontré apoyado en la pared del cuarto trasero, aún fresco.

Se trataba de una composición curiosa: un hombre de camisa azul turquesa y fez terracota; otro hombre, también con fez, cuya sonrisa era una pincelada blanca entre el bigote y una barba 

de candado, abría los brazos como diciendo "¡listo!"; una mujer de suave cabello rojizo recogido en un moño, con un vestido rosa que reflejaba la luz matinal y la sombra moteada de los árboles; otra mujer, esgrimiendo su pandereta cual arma, castigaba a un perro: exóticos personajes de pie alrededor de una mesa, el perro con las patas sobre la orilla del mantel. Justo en el centro, como una sopera, se encontraba un platillo volador.
Charles Stewart

Lo primero en la lista después de registrarme en el Todos Santos Inn de Robert Whiting era conocer al pintor Charles Stewart, de quien había leído recientemente en un artículo del Los Angeles Times titulado "Baja Bohemia". Con su llegada en 1985, Stewart se convirtió en el primer artista norteamericano en Todos Santos. Había visto su casa, una estructura antigua y hundida que parecía ser casi toda pórtico: techo de lámina corrugada que sobrevolaba a un revoltijo de plantas en macetas, muebles arruinados, manguera de jardín y pájaros enjaulados. Su casa, a tiro de piedra del Café Santa Fe, también era una galería abierta al público.


Charles Stewart Galería y EstudioCentenario y Obregón, 
Todos Santos, Baja California Sur, CP 23305 México. 
Teléfono: (612) 145 a 0265 Email: marischasart@yahoo.com 



Todos Santos alguna vez se jactó de tener una burguesía próspera que labró su fortuna gracias al azúcar.
Michael Lane Cope 


La caña se cultivaba con agua de un manantial, se molía para extraerle el jugo, el cual se hervía con cáscaras de naranja y especias en un caldero hasta convertirlo en un jarabe que se vaciaba en moldes para hacer conos de panocha. Pero en 1950, el manantial comenzó a secarse y los ingenios cerraron uno a uno. 

Las pocas familias que se quedaron en Todos Santos vivían de la pesca de tortuga y tiburón. El manantial revivió a principios de los años ochenta, pero ahora el agua se utilizaba para irrigar jitomates, papayas y mangos. Las ruinas de los ingenios de azúcar, su maquinaria oxidada y las chimeneas de ladrillo aparecían aquí y allá en el pueblo de cuatro mil habitantes. La mayoría de sus calles estaban sin pavimentar.

El aire en el Café Santa Fe era fresco, las mesas de mármol rosa. El estéreo tocaba nuevo flamenco, intrincado y delicado cual gasa al viento. Me senté bajo la pérgola en el jardín, extendí la servilleta —un cuadro grande y suave como la franela— sobre mi regazo y pedí de comer: focaccia con romero, ravioles de langosta a la albahaca, papas asadas y dorado a la parrilla con mezquites, bañado con vinagre balsámico y aceite de oliva. C.M. Mayo (Escritora)

Paula Camera
Un articulo que me encontre en la red escrito por Paula Camer. Señala:

Aquí convive el encanto de una antigua misión, con pintorescas construcciones coloniales, playas desérticas y la diversidad cultural de sus pobladores.

Tan sólo un día necesitará para enamorarse a primera vista de este encantador lugar en donde se aprecian los más bellos atardeceres, se respira el aire más puro y la temperatura es más fresca que en el resto de la región. En los últimos años, este bello pueblo fundado en 1733 como Santa Rosa de las Palmas se ha convertido en el romántico refugio de artistas y extranjeros que han hecho de este lugar su segunda casa.

También los amantes del surf han encontrado en Todos Santos tres de las más bellas playas para la práctica de este deporte reconocidas a nivel mundial: playa Los Cerritos, San Pedrito y La Pastora, mismas que aún no han sido explotadas por el hombre.

El encanto que posee este lugar sorprende a sus visitantes desde la carretera misma, cuyas curvas solitarias se encuentran enmarcadas por paisajes de huertos de mango, sembradíos, montañas y el mar. 

Al llegar a Todos Santos, los edificios coloniales que antaño eran utilizados para almacenar el azúcar, comenzarán a contarle algo de su rico pasado, como el origen a las primeras industrias de dulcería y panadería de la región.

Al pasear por sus calles podrá apreciar una arquitectura colonial que aún conserva edificaciones del siglo XIX, como el Museo de la Casa de la Cultura, su bella iglesia, así como galerías de arte y pintorescas tiendas de artesanías. En Todos Santos el desierto, las montañas y el mar, conviven en un mismo entorno que lo hace atractivo a turistas que lo visitan. No deje de hacer un recorrido por la variedad de restaurantes y encantadores cafés que aquí encontrará, construidos algunos en bellas estructuras de adobe y patios floridos, ofreciendo siempre la cálida atención de su gente.

Juntos, pero no revueltos: 
multiculturalidad e identidad en Todos Santos, BCS
Escrito por 
Rossana Almada
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